White on White
- Pilar Martin
- 23 oct 2016
- 2 Min. de lectura
El blanco nunca ha sido mi color favorito para utilizar.
Blanco, blanco, blanco... ¿Por qué no podemos llevarnos tan bien como a mi me gustaría?
Es el color que más ensancha el cuerpo, hace que mi tono de piel se vea pálido-amarillento y además, es muy fácil de manchar—lo cuál no es lo mejor para mí, ya que adoro estar comiendo toda la vida y suelo ensuciarme mucho al hacerlo—.
Cuando me pidieron ir vestida de blanco a un evento en la mañana de hoy, tuve el conflicto interno más grande en el mundo.
Mi primera reacción fue entrar en pánico. "Ni siquiera tengo ropa blanca" pensé. Pero a plena vista de mi armario estaba una blusa holgada blanca de Bershka con mangas de encaje y cuello abierto. Casi por obligación la tomé. Al instante de ponérmela y verme al espejo me sentía horrible por cómo me veía. No había collar ni milagro que lograra llamar la atención para esconder lo cuadrada que me veía con una blusa holgada blanca.
Pero sí, si existen los milagros. Mi nueva prenda favorita: una levita de Zara, salvó el día y para mi impresión, es de color blanco.
Para finalizarlo y contrastar, unos skinny jeans azul marino—que al igual que un par de skinny jeans negros, no pueden faltar en el armario de ninguna adolescente— de Zara fueron mis aliados.
Los zapatos fueron mi accesorio preferido. Jamás había amado tanto unos zapatos tanto como a estos tipo Oxford, color vino, también de Zara. Desde hace dos años que los tengo en mi armario, y en algún punto llegué a pensar que había sido un grave error haberlos adquirido, sin embargo, son de los más cómodos y elegantes.
Por supuesto, una bolsa negra de Westies no podía faltar. Sinceramente, nunca cargo con mucho, por lo tanto no tengo necesidad de andar cargando una bolsa de un lado para el otro, pero esta fue de mis primeras bolsas y aún sigo enamorada de ella.
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